En mi primer viaje en avión recuerdo a un morenazo azafato señalarme exaltado: «el Vesubio, el Vesubio». Cuando el miedo insuperable me permitió echar una pequeña ojeada por la diminuta ventanilla, ya quedaba el Vesubio cien pueblos atrás. Pienso que mi karma no ha sido benévolo conmigo en esta vida y espero que en la siguiente reencarnación sea una una persona algo más valiente y así, quizá, me pueda pegar algún viajecillo espacial cuando ya estén al alcance de todo el mundo. Me ha gustado lo que ven los astronautas, desde las alturas ( unos 300 km) que guapo se ve todo.
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