viernes, 28 de octubre de 2011

Comiendo en Vietnam



Para mí uno de los mayores placeres de viajar es la comida. Por unos días dejo mí café con leche matinal, mi cerdo, mi  pulpo y  mi empanada en casa (ya parezco Pimpinela) y me lanzo  a la aventura. Es una delicia compartir otros olores, sabores y costumbres a la hora de sentarse a la mesa. Vayámonos a Vietnam. Empecemos por  desayunar con el rico café vietnamita y todo lo demás con que lo acompañan, desde una   tortilla francesa a variadas sopas. Almorcemos alguno de  sus ricos pescados o mariscos. Y para cenar, hagámonos  con unos palillos y probemos  unos rollitos vietnamitas ( que te haces tú mismo, mezclando los ingredientes a tu gusto) como hay mucho budista los vegetales están muy bien vistos. Puedes probar a comer en la calle, como ellos, aunque si tienes el culo grande, te resultará difícil encajarlo en sus minúsculas sillas. También podemos pasarnos por alguno de sus mercados a la busca de alguna exótica fruta o simplemente disfrutar contemplado aquello que pasará de refilón por nuestras vidas pero quedará ahí para siempre.



 



























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