Desde el año 2009 Melamed había intentado participar en el maratón de Nueva Jork, para probar que a base de esfuerzo, nada es imposible, incluso para una personas con discapacidades físicas. Este año, por fin, le han permitido participar.
—¿Mamá que pasa? Mamá no entiendo.
En muy breves palabras, lo
más potables para mi floreciente raciocinio, ella me explicó la
conversación con la junta médica. Me dijo que, después de muchos años de
ejercicios y de tanto esfuerzo, los análisis de las tendencias
indicaban que, a pesar de haber detenido la fase degenerativa, no podía
mejorar mucho mas y, por supuesto, nunca llegaría a "ser normal"
Ante esas frases, de pronto
sentí un devastador terremoto bajo mis pies, literalmente se abría la
tierra para tragarse consigo todo lo que para mi era importante. Y
comencé a llorar, como nunca creí que se podía llorar, el dolor me
desvanecía en gotas saladas, como regando aquel infierno a ver si
lograba apagarlo. Lloré y lloré, por minutos, por horas quizás, ya el
tiempo no era importante. Hiciera lo que hiciera sabía que ni mañana, ni
nunca las cosas iban a cambiar.
Solo después de mucho rato,
después de velarme a mí mismo, aquel niño paró instantáneamente de
llorar. La corriente se secó y su mirada húmeda cambiaba para
posiblemente tomar la primera decisión autónoma y contundente de su
vida.
Fuerte y seco le dije a mi madre:
— ¡Vámonos mama, vámonos!
Y ella comprensiva y cariñosa me tomó del brazo para salir de ese lugar.
Ya el sol caía y ni el
heladero de la esquina, quien se quedaba extrañando que su amiguito de
los jueves le pidiera una merengada y jugara con él, tenia sentido para
mí, ya no. Ese jueves fue el último día que pise aquel juzgado. Ese
jueves fue el último día que ejercité mi cuerpo, que a partir de ese
momento quedó totalmente inexistente.
La oscuridad lo cubrió todo...
Por mucho tiempo me dediqué
a triunfar sólo intelectualmente pero en cuanto a mi físico permanecía
en abandono, lo que afectaba mi salud, bienestar, relaciones y, por si
fuera poco, quedando sin más del 80% de mis posibilidades subutilizadas,
por colocarle una cifra.
Tuvo que pasar 17 años para
tomar otro rumbo. Ya autónomo, darme ciertas licencias y mirar atónito
como mi cuerpo reaccionaba positivamente ante algunos desafíos,
disfrutando de ellos no importando el resultado. Ya había descubierto
que ser "normal" no era un anhelo, sino la peor trampa. El dolor, dio
paso a la curiosidad y la curiosidad dio paso a la ilusión. Al final, la
ilusión bien llevada dio paso al éxito, que hoy vivo y comparto.
Se iniciaron caminos donde
arrostrar la negativa y los diagnósticos previos han sido el quehacer
diario. Hemos logrado cambios y mejorías desde lo cotidiano hasta en las
actividades más extraordinarias e inconcebibles. Desde subir un simple
escalón de forma independiente o bailar toda la noche, hasta tirarme en
paracaídas, en parapente, hacer excursiones, buceo, surfing, carreras y,
por supuesto, llegar a la cumbre de la montaña mas alta de mi país: el
pico Bolívar (5007 mts), y ahora en camino al maratón de Nueva York.
Intento tras intento
siempre frente a un NO. Continuamente frente la historia negadora de lo
nuevo, aceptando su papel como parte del camino, pero dándole prioridad
al sueño de turno.
Aventurándome siempre al
limite para probarme hasta donde verdaderamente soy capaz de llegar, sin
que nadie mas que la experiencia me oriente hacia mi horizonte, mi
frontera.
Así es. "El día más oscuro de la historia", mi historia o la tuya, es trágico, terrible y devastador. Es el día que dejas de escucharte, de reconocerte en tu propia sabiduría interna. El día en que dejas que otros fijen por ti tus expectativas, tus deseos de ti mismo y, por tanto, tus acciones. Es el día que te niegas en tu genio, tu plena potencialidad.
http://www.maickelmelamed.com
Maickel Melamed terminó la carrera a las 11:50 pm, 15 horas y 22 minutos después de comenzar. |
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